Los inconcebibles episodios
de violencia registrados el último sábado en la previa de Merlo-Boca Unidos
cruzaron un límite, sin retorno. Tiroteos, heridos, la mano armada de Dante
Salazar y la mano negra de Gustavo Menéndez, se conjugan, confusa y marginalmente,
para recorrer hasta el extremo el camino que empuja al Deportivo Merlo, a los
miles de hinchas genuinos del Charro, y a los vecinos del Parque San Martín, a
un estado de caos que ya perfora la órbita del club.
La añeja disputa familiar
entre los hermanos Salazar, extraña e inadmisible para el entendimiento y la
razonabilidad de las personas "comunes", hace de estos personajes
tipos "especiales" por su configuración perversa y alineada con lo
más impropio de las relaciones humanas conflictivas: la violencia.
En este marco, los Salazar
(Dante y Caio, los más "famosos" del clan) protagonizan desde hace
una década absurdos enfrentamientos, algunos de ellos a "sangre y
fuego", pugnando exacerbadamente por el liderazgo de la denominada "barra"
y el control de la tribuna del Deportivo Merlo.
En esta ocasión, el nivel
alcanzado excede lo imaginable: apostados en la Rotonda del Parque, más de 150
forajidos, algunos de ellos empuñando armas de fuego, entre los que se pudo
identificar a varios "militantes" del espacio Grande Merlo que
conduce Gustavo "Mochila" Menéndez, y a las órdenes de Dante Salazar,
iniciaron una balacera infernal contra el grupo de su hermano Caio, integrado
por unos 50 barras.
El tiroteo, pasada la una de
la tarde del sábado, con niños y personas mayores dentro del área de fuego, se
prolongó a través de la
Avda. San Martín por varias cuadras, con un saldo de siete
heridos y diez detenidos, de acuerdo a la información suministrada por el comisario
Hugo Santillán.
En San Martín y Murray, los
vándalos comandados por Dante le hicieron frente a los policías de la comisaría
3ra., a tal punto que destrozaron dos puertas de la entrada de la dependencia
policial, con más de veinte delincuentes apuntando sus armas contra los
efectivos que se hallaban en el edificio, a quienes superaban numericamente por
amplio márgen. Un alto dirigente del Deportivo Merlo relató a MerloGBA los
sucesos de la comisaría, a lo que agregó textualmente: "Tocamos
fondo". El directivo, de quien respetamos la preservación de su identidad,
explicó el momento de "terror" que el árbitro del partido, Alejandro
Sabino, vivió desde el interior de la comisaría, llegando a temer por su vida y
la de sus colaboradores ante la imágen de tantas personas armadas atacando el
frente del mismísimo edificio policial.
Esta vez, la tómbola
funcionó: no hubo muertos. ¿Y la próxima?